Eleva (A Sally)
Anoche tuve un sueño;
Llegué hasta una posada marcada por el amor,
en la tierra del garbanzo blanco y de los camarones.
de los cocodrilos y las abejas.
Allá donde los antiguos guardan los suyos, en ollas de terracota.
Ése era el juego, pero bien, se consiguen
los envejecimientos, con ciertas cualidades.
Si tuviese yo,
dos dedos en la frente,
no hubiera aceptado ese convite,
porque tu sangre, si,
me pega una paliza, “me pasa por encima”,
“me embadurna la cara con el maíz y el limo”
de todos los caminos
que me mostraste allí, a través de los mares
y de las cordilleras.
He llegado por ti, entré en tu alcoba, probé la miel, y las frutas silvestres.
Pero mis dedos son, los dedos de un poeta,
a veces diminutos, y otras sin medida,
por cuanto yo lo veo, todo, de otro modo.
Entonces si, la historia, termina en lo que fue…
un sueño, nada más.
© 2009 by Eduardo Dante Dall´Ara
Desciende (A mi madre)
Jamás he visto tanta obstinación por vivir,
quizás por acompañarme,
o para que mantenga la cabeza erguida,
no vaya a ser que el destino me juegue otra pasada.
Hay cosas que no sabes
y es tarde para explicarlo.
No tengo nada, nada es de mí ni nadie,
puede arrogarse tenerme.
Ni tú, como Pandora,
al liberar todo los males del mundo,
en mi.
“Soy un hombre simple”, he dicho, y no es que “carezca de corazón”:
Sino que en él, todavía, puede batir la esperanza…
© 2009 by Eduardo Dante Dall´Ara
Anula (A mí mismo)
Hoy es domingo.
Veo la vida a través de un partido de fútbol.
Más que nada porque observo las reacciones humanas,
la belleza,
lo majestuoso del juego.
Tengo hambre
y como;
y bebo del vino de la alegrías por terminar un poema.
Pero hoy,
no soy el hambre y las ganas de comer,
soy algo más trascendente
y es simple:
soy yo y no espero,
de ti ninguna respuesta,
soy feliz conmigo.
© 2009 by Eduardo Dante Dall´Ara
Pequeña aclaración final para mis amigos. En música, las alteraciones producen en los sonidos el efecto de subir un semitono, bajar un semitono o anular momentáneamente el efecto de los mismos, de allí el título de la obra.
San Michele
-
por Ernesto Hernández Busto Es domingo, y el vaporetto avanza a un ritmo
plácido, de mecedora familiar y siesta de abuelos, hasta que suelta en el
muelle a...
Hace 6 años
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