Al menos yo,
conozco una zaratoka
menuda, de inmensos ojos, que si,
por variar, te elige una noche,
puede ser como los cisnes
tan bella, que si te mira,
ya nadie te salvará
(como te explico);
se esconde en pelo de fuego,
imposible describir,
aún para el más ladino.
Si no lo crees, arriesga,
a dejar que su mirada
se pose en ti,
viajarás
en un Paraná de Palmas,
más bravo que todo mar.
Y si eres campanero
no hay salvación amigo,
porque ella te ha de encender
por diversión nada más:
Que ni las ruinas de Tebas,
ni las columnas de Hércules,
habrán de ser importantes.
Para ti no habrá paisaje
más bello que su mirada,
ni habrá ya mejor camino
que su voz, dulce y serena,
y ansiarás que su palabra
sólo te encuentre a ti.
© 2009 by Eduardo Dante Dall´Ara
Para Flavia Re, una zaratoka de aquellas que no son de fiar, porque aniquila hasta con las flores. Espero que esto te haga reír un poco.
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