lunes, 23 de marzo de 2009

Vagos y drogadictos

A la vista de los acontecimientos que son de público conocimiento, en el marco del conflicto campo-gobierno y los sucesivos ataques a la seguridad social por obra de la delincuencia, se suscita en el país la formación de grupos sociales a favor de la mano dura y asistimos a una verdadera lucha entre pobres. Veo en televisión los noticieros que cubren la toma de las rutas por los ruralistas, el enfrentamiento con los camioneros, y las noticias de asaltos y muertes por doquier. Todo parece afirmar la formación de conceptos de los cuales tarde o temprano, veremos las consecuencias. Comentando con un vecino sobre la toma de las rutas, recibí una andanada de argumentos a favor de la ineptitud del gobierno para manejar estas situaciones. Por ejemplo dijeron:
1.- Que en éste país hay 30 millones de vagos y 10 millones de gente que trabaja.
2.- Hay que matarlos a todos, al que lo encuentren con droga, hay que matarlo.
3.- Los 10 millones que trabajan deberían irse, así los que quedan se cagan matando.
4.- Tendrían que volver los milicos para que se arregle la cosa.
5.- Cómo van a condenar a los drogadictos si los políticos la venden.
6.- La pena de muerte es una necesidad.
7.- Los políticos son todos farsantes y vagos.
8.- La ley del talión es la solución.
9.- El campo tiene razón, porque son los únicos que producen.
10.- El gobierno está lleno de zurdos de mierda, y son todos ladrones.
En esto, que parece un decálogo trágico, se condensa el ideario popular de el hoy por hoy. Y lo diga así para utilizar un lecto periodístico, ya que me refiero a hoy porque ha sucedido hoy mismo. ¿Suena estúpido, no? A mí, me entra un desequilibrio existencial, porque no se adónde ubicarme: si entre los vagos, los trabajadores; los que hay que matar, los que deben matar; los que se tienen que ir; los drogadictos; los políticos; los que merecen la pena de muerte; los farsantes; los del campo; los zurdos de mierda o los ladrones. A cada uno de nosotros, con las distancias del caso, puede que le quepa el sayo en algún momento de la vida. Porque: ¿Quién está libre de culpa y daño? ¿Es posible que todo le suceda a ellos y nunca a mí? Como “el diccionario está hecho para los ignorantes” (G. Flaubert/ ”Diccionario de lugares comunes”), me apoyo en él para encontrar el significado de algunos términos, los que omito es porque son demasiado obvios y hasta un bruto como yo puede entenderlos. A ver: Milico: acepción despectiva de “policía” que debería ser (ut supra) “un baluarte de la sociedad”, cosa que es privativa de los países anglosajones, por supuesto que se excluye a Latinoamérica por razones de entendimiento. Ley del talión: Es la versión culta del ojo por ojo, diente por diente. Farsante: aquel que tiene la suficiente habilidad para engañar a todo el mundo sin que nadie lo señale. Gobierno: entidad abstracta injustamente vituperada por atribuírsele la causa de todos los males. Zurdo: persona que piensa con la izquierda, escribe con la derecha y borra con el talón de Aquiles todo lo que costó sangre, sudor y lágrimas construir.
En suma, e insisto, siempre a la luz de los acontecimientos, estamos en un cuello de botella que ni el mismo Ishikawa lograría comprenderlo.
Es verdad que el gobierno tiene responsabilidades y tiene que hacerse cargo de la situación. Sino realmente es posible que en poso tiempo estemos matándonos unos a otros. Pero no es real que este gobierno está formado por zurdos con epítetos. Lo aque menos tiene es zurdos, son todos derechos, hasta con el pié. Tampoco es verdad que sean tooooodos ladrones. Para decir ello hay que tener fundamentos, pero no al estilo Carrió, porque habría que ver de que lado nos ponemos en la fila, si en los del bautismo o los del casamiento. No se debe generalizar amigos. Siempre una corre el riesgo de caer en una trampa, aunque sea lingüística.
También es cierto que, aunque uno no esté de acuerdo, en algo tenga razón el campo. Sobre todo si me olvido de sus orígenes de matadores de ganado mostrengo en las vaquerías de antaño, donde por el cuero mataban a diestra y siniestra dejando los campos llenos de vísceras, sangre y las “familiares” moscas. Hoy no se trata de ganado sin dueño, pero sí de la tierra de todos que agoniza por el mono cultivo de soja más que por la sequía. Y que de ésas tierras que son productoras de riqueza, también es justo pensar que el gobierno pueda disponer al menos de la repartija de ésa riqueza. Hablo de un gobierno exento de los calificativos enunciados arriba.
Por otro lado, veía la discusión del que cortaba una ruta y el camionero que quería pasar. Falta poco para que lleguemos a situaciones irreversibles y lamentables. Es preciso encontrar un equilibrio. Es evidente que no se puede continuar de ésta manera. Es como si estuviéramos en la cresta de un volcán con un bidón de nafta. Ambos bandos deben encontrar la forma de negociar.
En el contexto de la información pública, quiero detenerme un poquito en la función del comunicador social, o sea, periodismo en todas sus formas. Visto como se ven, uno los vé en el lecto de Portal como “comunicagadores” sociales. Salvo alguna que otra opción, todos infringen el principio básico del periodismo, que es el relato exento de subjetividad al máximo. Cualquiera toma partido y para cualquier lado, generalmente bien remunerados. A los brutos como yo se nos hace difícil la lectura de la realidad como la cuentan. Y en mayoría hablan desde el lado de la tendencia y la ignorancia. Supongo que la ley de prensa, pero supongo digo (porque no he leído el proyecto), debe contemplar el exceso de poder y la mayor libertad de acción de los medios independientes más que de los monopolios de prensa. Y tal vez está hablando desde la ingenuidad, pero ahora voy a concentrarme en ponerme al día en el tema. Pero aquí hay instigadores sociales, periodistas que manejan hábilmente a la opinión pública y obtienen mayor disenso en donde debe haber consenso. Se da tanto en una noticia en la que se anuncia un asesinato, una violación, un accidente, una pelea entre futbolistas, la muerte de una participante de un reality, El juicio a un abusador sexual o un premio Nobel. El Estado debe obtener una visión panóptica de todo pero no en haras del control nocivo del totalitarismo, sino en beneficio de la construcción de soluciones, porque fíjense que por un lado se trata de evitar los accidentes por la cantidad de muertos en el tránsito, y por otro lado en un partido de fútbol se emite la publicidad de una moto cuyo slogan es “abrite, pisala, pasalo”. ¿En qué quedamos, señores? Esto es mucho mas grave que ver un culo, o no. O prestar atención si alguien dice una mala palabra, con el perdón de Fontanarrosa
No estoy pintando un ambiente como que todo sea una tragedia y no tenga solución. Eso sería encuadrar el contexto en el pensamiento único y la resignación. Todo lo que acabo de describir son pinceladas de hechos en los que todos somos co partícipes y co responsables (M. Foucault) Solucionemos esto usando las herramientas de la solidaridad y la participación, siempre dentro del ámbito del respeto a las leyes.

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