jueves, 12 de marzo de 2009

Esto no es un poema

Y mucho menos
un poema de amor
surge del agobio
Y los inconfesables insomnios
Por Hebe y Artemisa
dos musas que guardianas
de aquello inaccesible
son figuras queridas muy lejos en el tiempo

¡Santa María de los Buenos Aires!
¿Cuánto hay de desconcierto?
¿Y cuántos de tus signos se instalan en mis atribulados sueños?
¡Y qué!

También se puede hacer un simple manifiesto
y utilizar términos exentos de belleza
La estética confunde
La forma nos oprime
Y las palabras tienden a distintos destinos
Yo quiero simplemente decir algo solo para mí
para mí y por mí mismo
Y no quiero que nadie se cruce en el camino
de lo que pasa en mi vida

Una sola palabra
se me ocurre en la noche
Nada más que una
Es un obstinato
Independiente de todo lo que suena en su espacio
y en ella se condensa
la historia de mi vida
El principio y el fin
Y lo peor es que no hay ninguna igual
para decir lo que siento
Sin signos
Así a secas
te digo la que fue primera en éste mundo:
Ayúdame.

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