miércoles, 29 de abril de 2009

El dada Paradevananda y el suche Baranda

Primero: Toda coincidencia con personas reales es pura casualidad.
Segundo: Ésta poesía está dedicada a Arturo Ruiz, a propósito de las mentiras; y a un gran maestro que tuve, Aldo Alvarado.





Bajaron de su Rolls Royce.
Entraron en Alcachofa Cola SA.
Saludaron amigables,
hasta a los empleados de limpieza;
no es cuestión de discriminar,
(y si lo es que no se note)
y fueron a sus oficinas,
en donde, con satisfacción,
miraron largamente,
en la pantalla del plasma
el cuadro de sus acciones.

El dada (medio gordito)
y el suche (muy petisito)
se dedicaron entonces
a una profunda meditación…

al dada le fascinaba Graciela, su secretaria
(la de pezones rosados);
y el suche, enloquecía por Adriana
(los chicos la bautizaron como “la araña parrera”, vay´uno a saber porqué)

En público, dos señores,
mas sabios que todos los santos;
pero en privado
¡MAMITA!
Había que verlos reírse,
de todos sus feligreses.
Incluso en una sesión,
en sacra meditación,
he visto al dada y Graciela
escondidos en un puff
haciendo la porquería
y otra vez en redepente
entré a l´oficina un día
y estaba Adriana, la araña,
subiendo su pantaleta.

En las noches su rutina,
era el conteo de plata,
luego la pizza y birra,
después café y cigarrillos;
y al final de la jornada
pá despuntar el vicio
siempre hubo una seguidora
para hacerles el favor
no vaya a ser que en el karma
apareciera un castigo.





© by Eduardo Dante Dall´Ara

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