lunes, 20 de abril de 2009

Calcio mal ionizado

Usted me lo dijo ayer,
que me soñó ya muerto,
y no la reconozco, señora,
dejar sus deseos así, sobre la mesa,
tomando un atajo, a costa de mi alma,
que anda por el suelo;
para que yo la vea fumando sobre mí,
descartando sus puchos en mis ojos, y después de un suspiro:
poder pisar,
pisar poder, como lo hizo antaño.
Poder que fue mío,
En el principio mío.
Como también fue muy mía la decisión de darlo.
Estúpido yo que lo di,
como agua de manantiales.

Ayer usted me lo dijo; a mi, que soy un poeta.

Entonces no hay quien la salve
de su destino en palabras.
Si usted , mujer que me sueña,
a tiempo de sus deseos. Este hombre
que dio placer a su vida. Hoy le responde.
Estoy mimetizado, algo distinto, tal vez usted no me vea.
Y por supuesto no crea.
No soy el ángel de Dios, soy el otro.
Y no hay aquí ningún río,
que pueda lavar su culpa.
Si yo he besado sus labios
sin exigir documentos,
no ha de bloquear mi vida,
ni ha de ensuciar mi muerte.


© 2009 by Eduardo Dante Dall´Ara

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