Éste poema está dedicado a Beatriz Alarcón García, pues le debía uno, y como ella manifestó que es admiradora de Dante Alighieri, preferí, desde lo formal, hacerlo al estilo de los clásicos sonetos de Dante.
Si los placeres, hoy, por mi vinieran,
y yo corriera, raudo, a su ventura,
es natural que pierda mi armadura,
porque ellos son bellos, y me esperan.
Pero hoy en el camino, a media vida,
miré tus ojos, y te vi la urgencia,
no supe que decir ¡en mi experiencia!
no hallé la senda de la luz, perdida
en tu caliente pecho. Matutino,
amanecer de goces y de espera,
muy cerca del dolor y, el desatino.
No es cosa que el amor y la acechanza,
se juntaran en mi, y a nuestra vera,
y hacer de mi en el tiempo, la templanza.
© 2009 by Eduardo Dante Dall’Ara
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