¡Tomá mate y aviváte!
(Para el perro de Florencio Varela llamado Fuelle, su amigo Mush y el amigo de Sinaloa llamado Mrr)
Él es un perro raro.
¡Patotero!
mitad pato y mitad tero (¡gracias midachi!)
o sea, ¡que no es ni chicha ni limonada!
cuando lo traje,
fue por un regalo
que me hicieron unos amigos,
que ya no lo son tanto:
de ellos me quedó el perro, nada más ni nada menos,
y bueno,
él, se instaló en mi casa.
En su primera mañana,
Le dió moquillo.
Y el médico para perros. Me dijo no hay salvación, si lo logra,
quedará con secuelas,
un tanto difíciles de curar.
El asunto es que mi perro,
se hizo una cura de sueño.
Durmió casi cinco días.
Una mañana, se despertó,
se sacudíó,
y salió corriendo unos gatos.
Tanto que al salir,
lo atropelló un auto.
Otros cinco días de cura de sueño.
Sobrevivió a ése, y otros tantos atentados de su salud a la vida.
Hoy me sigue esperando, en la puerta de la casa.
Con un pequeño detalle, ahora con el Mush,
que es la versión de Fuelle,
¡en gato!:
“vago y mal entretenido”.
Y éste, con el perro, mantiene una relación,
que se podría definir… como de
odio amistoso, amistad que se rompe,
si de comida se trata.
¡Ahí se nos pudre todo, se acaba lo que se daba!
Y así es que pasan mis días,
ellos son mis confidentes.
Pero hoy se nos agrega,
otro gato sinvergüenza,
que se los pongo aumentado, en ésta misma pantalla,
con música,
los dos lo miran, parece,
como si comprendieran.
Éste es un gato corriente,
llamado Mrr por su dueña,
nativo de las calles de Sinaloa,
y me dicen, que es tan ladino el barcino, que se cree perro.
¿No les parece amigos,
que es una historia de magia?
Dos gatos con un perro,
pueden comunicarse si, inclinando la cabeza, moviendo rabos, fregando mis pantorrillas,
y logran para la envidia, sonreírle a nuestra vida.
© 2009 by Eduardo Dante Dall´Ara
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