Mi realidad a veces es un prisma,
donde todo converge hacia lo mismo;
no soy yo quien los busca, pero están:
Implacables lastres de mi vida.
Con colgajos, arrugas, y distorsionadas voces,
que dicen que me tienen
destruido, vencido,
acorralado.
Amenazan con ejecutar mis versos,
mi discurso,
y mi filosofía.
A diario me despierto y hay llamados
consejos
y disturbios que están lejos de aquello que más amo: la poesía
Pero aunque vaya incierto,
ella será por siempre mi alimento.
No le daré mi sangre a los buitres,
ni la alimaña
torcerá mi brazo
al punto de que deje mi horizonte.
San Michele
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por Ernesto Hernández Busto Es domingo, y el vaporetto avanza a un ritmo
plácido, de mecedora familiar y siesta de abuelos, hasta que suelta en el
muelle a...
Hace 6 años
La poesía nos salvará, siempre!
ResponderEliminarMe agrado visitar tu blogs eduardo.