Cuando escribo un poema
es mi costumbre tomar un vino
yo lo llamo “el vino de la verdad”
porque redescubro en él
el significado de mis versos
el único
y hago una comunión con ellos
los analizo
diría que los descuartizo
busco en ellos las ambigüedades
los lugares comunes
las adjetivaciones
e intento salir de mí mismo
para verme desde afuera
y pensar como el otro
en ese trance
vienen a mi las imágenes que son las más auténticas
hallazgos que solo la verdad explica
“de ahí su nombre”
y un instante más tarde
cuando el poema ya no me pertenece
viene la invocación al cosmos
para que en él se porte
el destino
mi anhelo
mi genealogía en los signos
que a decir verdad
no es más que una mentira estética
porque usé el lenguaje
como una herramienta de la cobardía
no fui capaz de en serio
hablar sin tapujos
y decir lo mismo sin adornos
doy fe
San Michele
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por Ernesto Hernández Busto Es domingo, y el vaporetto avanza a un ritmo
plácido, de mecedora familiar y siesta de abuelos, hasta que suelta en el
muelle a...
Hace 6 años
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