(Esto vendría a ser una intención de soneto, obviamente inconcluso)
Esta es la voz de mi fugaz presencia,
La tímida cosecha de mi vida.
Bienaventurada, o ya perdida,
Insignia de tu amor y de tu ausencia.
Si tienes que decir, dímelo ahora,
Raconto del pasado en un instante.
Es mucha la ambición y petulante,
Ver toda la emoción que nos añora.
En toda realidad no hay dicha alguna”,
Refieren los más justos y más sabios,
Riendo ante la duda y el agravio
Infame: limpio, solo, sin fortuna.
San Michele
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por Ernesto Hernández Busto Es domingo, y el vaporetto avanza a un ritmo
plácido, de mecedora familiar y siesta de abuelos, hasta que suelta en el
muelle a...
Hace 6 años
HOLA:
ResponderEliminarTienes una forma de escribir muy compleja, pero maravillosa.
Un gusto leerte.
SALUDOS!