martes, 27 de enero de 2009

Todo hombre lleva en sí mismo
una biblioteca.
El paraíso de Borges.


Una noche me desperté sobresaltado. Mi mujer me había golpeado el hombro y estaba sentada en la cama. Tenía en la cara una expresión de ausencia, como si no estuviera allí conmigo sino en otro lugar, vaya uno a saber dónde.

.- Dále Juán! -me dijo- Levantáte que vamos a llegar tarde!
.- Eh? Adónde?
.- Dále! que tenemos que ir a ver a Mario Trejo!
.- Pero si no teníamos que ir a ningún lado! -le dije-
.- Hoy se estrena la obra! No te acordás?

Todavía dormido y con un poco de fastidio me levanté de la cama.

.- Apuráte que vamos a llegar tarde!

Y yo, en una especie de limbo, seguí pensando en Marcela. Lo que me había contado de su fellatio en el auto de Daniel, y de los razonamientos de ella como para justificar su actitud, y bueno, toda la perorata de cosas que me contó con lujo de detalles sobre su relación amorosa, que sería la vigésimo quinta que yo le conocía. Algo parecido a lo que me pasó con la gallega, a la que conocí en Mar de Ajó y me tenía recaliente, porque era una mina que rajaba la tierra. Después de un trabajo que yo describía como de ingeniería, me la levanté una noche y me la llevé al río (bien de Federico) y bueno, no quiero dar detalles por hombre, porque esas cosas no se ventilan. Jubiloso la mañana siguiente los amigos preguntaron y yo respondí, y en ese momento descubrí que yo había sido el último de una inmensa lista de los que se habían encamado con la gallega.

.- Dále, boludo, que ya es tarde! (casi aulló Lucía)

Pensé en los eventos del día anterior. En la clase de Mirta en el instituto. En el incidente de shakespeare (dicho asi, como se lee, en español). En la brillantez de ésa clase. En la cara de mi amigo Orlando cuando se lo conté. Y bueno, en la cara de los asistentes a esa clase cuando la mina dijo que iba a seguir la conferencia en ingles. -La puta madre! Y ésta quién se cree que es! Maldita hija de puta!- De todas maneras a mí mucho no me importaba porque yo había estado en la clase sentado al lado de Haydeé y ella era una mujer que me podía. Una mirada suya era un cataclismo para mí.

.- Y? (casi como que me cacheteó)
.- Eh? Qué? (con un sobresalto que me erizó la piel)
.- No seas pelotudo, te digo que vamos a llegar tarde! (me increpó)

Pero yo seguí con mis pequeñas cosas, que no eran un secreto; o de última, eran un secreto a voces, porque ella conocía todas mis historias. Compartí con ella el incidente de la manifestación, de verdad un hecho que me marcó para siempre. Qué habría sucedido si las cosas hubieran sido de otra manera? Qué sería de mí y de ella? Pero de todos modos yo creo mucho en eso de la causalidad. De que las cosas suceden porque tiene que suceder. Alga asi como que "una piedra cae porque cae" (El retorno de los brujos Louis Powell y Jaques Bergier) Un libro muy de moda en ésa época. Insisto. Porqué el puto camión arrancó y no esperó que yo agarrara su mano?

En éso estaba cuando me tocaron el hombro y me ví en el hall del edificio, con Lucía y el portero del edificio, que nos preguntaba el porqué estábamos ambos en camisón en la entrada principal.

Ok. Al otro día, cuando contamos nuestra historia, los amigos nos dijeron que a la misma hora la noche anterior, una pareja con nuestras características (vestidos de frac) intentaron entrar al ensayo general de la obra de Mario Trejo en el Instituto Torcuato Di Tella.

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