viernes, 30 de enero de 2009

Empanadas, incendio y palos

Era fines de los 60, no distingo el año. Lo que sí recuerdo con claridad es que ése día se había incendiado Atorrasagasti, Piazza y Cía; que estaba en la calle Bartolomé Mitre.

Teníamos la costumbre de pasar unos momentos en Los Salteños, un pequeño Bar en la calle Sarmiento al 1100, donde la noche empezaba con un café, luego empanadas y vino. Era un boliche donde se guitarreaba, añoreando el fin de las dictaduras. Generalmente las reuniones duraban hasta la madrugada, pero esa noche nos fuimos temprano, a eso de las dos de la mañana. Al llegar a Talcahuano, había un cordón policial. No se puede pasar nos dijeron, a lo que yo respondí diciéndoles que vivíamos en Rivadavia al 1500, y les pregunté cómo hacía para llegar a mi casa, mostrándoles mis bolsos de trabajo (yo me dedicaba a la venta casa por casa). El oficial me dijo que, en ese caso siguiera por Talcahuano hasta Avda. de Mayo, diera la vuelta a la manzana e ingresara a Rivadavia por Uruguay. Nos disponíamos a seguir al pié de la letra sus instrucciones y llegamos a la mitad de la cuadra por Talcahuano, cuando de pronto aparecieron dos milicos de la Guardia de Infantería con sus garrotes de asalto y nos lo pusieron sobre el pecho.
.- No se puede pasar! -nos dijeron-
.- Pero escuchemé! - intenté hablar-
.- No se puede pasar! -gritó el milico pegándole con el palo al pecho de ella-
.- Qué hace! -grité intentando agarrarlo-
A partir de ese momento me levantaron entre dos, a ella la arrastraban otros dos que aparecieron de no sé donde, y nos llevaron pegándonos más o menos cuatro cuadras, hasta que se toparon con un oficial.
.- Qué pasa aquí?! -gritó el oficial-
.- Éste es un machito! -dijo el milico-
Entre los ayes de los golpes y la imágen de mi compañera casi desfalleciente, le expliqué la situación al oficial, a lo que el contestó.
.- Bueno... váyase a su casa! Pero acuérdese bien! Cuando la policía pide algo no es un pedido! Es una órden!
Y nos dejó ir.
A las cuatro horas todavía estábamos en el hospital.

Y pensar que todo era por un incendio!


He contado esto como para que los jóvenes de hoy se den cuenta de cómo era la época de las dictaduras y se den cuenta del valor que significa vivir en libertad, con un sistema de gobierno democrático en donde, independiente de los conflictos, se respetan las libertades individuales garantizadas por la Constitución Nacional. Cosa que no se debe perder en haras de ninguna aventura revolucionaria como se intenta en la actualidad. Ojo con los regímenes que se tildan de progresistas (Chávez, Morales, Castro), que lo único que hacen es perpetuar en el poder a un grupo de facinerosos ignorantes y ladrones.

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