martes, 3 de febrero de 2009

Miguel Hernandez

De verdad que escribo para desahogame. Como Miguel, salvando las distancias, hoy me siento destruído, descorazonado, aniquilado. Claro, yo no estoy en prisión, no estoy privado de mi libertad. En lo físico. Hace poco un amigo me decía que lo único que uno no puede permitirse es perder el futuro, y un par de tesoros como los ideales y el compromiso con ellos. Tómese ésto como una confesión. Yo he perdido casi todo. Lo único que queda es el soplo de vida, de allí la analogía con el pensamiento de Miguel.
Por ejemplo. En viejas clases de derecho se habla de los "vicios de la voluntad". Qué es ésto? Desde lo jurídico se puede explicar como una coacción para que el sujeto haga lo que no quiere hacer. Fuera de ésto, ¿Qué es la voluntad? ¿De verdad es la falcultad de hacer o no una cosa? ¿El ejercicio de dicha facultad? ¿La determinación? O sea que a priori consideramos que uno tiene la predisposición para hacerlo. Y siempre está presente el razonamiento cristiano del libre albedrío.
De ése modo sencillamente Dios se lava las manos. Y conste que hoy por hoy yo no puedo hablar desde un ateismo que pueda fundamentarse. Porque mi razón dice que no creo, pero mi corazón dice que sí.
Pero sigamos con el tema de la voluntad. ¿No es ése impulso inexplicable que se usa para dar cada paso? Me parece que desde lo biológico si. Y bueno. En mi caso es así. Hasta hace poco tiempo yo era un hombre vital (a pesar de mi edad) y no le temía a las cosas ni pequeñas ni grandes de la cotidianeidad. Hoy estoy destruído, hecho mierda que le dicen. Me cuesta levantarme cada día. Me cuesta dar un paso. Si voy a bajar un cordón de la vereda debo pensar antes si no he de caerme. Lejos de aquellos días en que hacía 3 kilómetros y medio sólo para tomar una clase de música. El deterioro de mí es tán tangible, que me es dado a pensar como Miguel, desde aquel calabozo de Alicante...
"no sé cómo me perdono la vida cada día"




Hoy estoy sin saber yo no sé cómo
hoy estoy para penas solamente,
hoy no tengo amistad, hoy sólo tengo ansias
de arrancarme de cuajo el corazón
y ponerlo debajo de un zapato.

Hoy reverdece aquella espina seca,
hoy es día de llantos en mi reino,
hoy descarga en mi pecho el desaliento
plomo desalentado.

No puedo con mi estrella,
y me busco la muerte por las manos
mirando con cariño las navajas,
y recuerdo aquel hacha compañera,
y pienso en los más altos campanarios
para un salto mortal serenamente.

Si no fuera ¿por qué? no se por qué,
mi corazón escribiría una postrera carta,
una carta que llevo ahí metida,
haría un tintero de mi corazón,
una fuente de sílabas, de adioses y regalos,
y ahí te quedas, al mundo le diría.

Yo nací en mala luna.
Tengo la pena de una sola pena
que vale más que toda la alegría.

Un amor me ha dejado con los brazos caídos
y no puedo tenderlos hacia más.
¿No veis mi boca qué desengañada,
que inconformes mis ojos?

Cuanto más me contemplo más me aflijo:
cortar este dolor ¿con qué tijeras?
Ayer, mañana, hoy padeciendo por todo mi corazón,
pecera melancólica, penal de ruiseñores moribundos.

Me sobra el corazón. Hoy descorazonarme,
yo el más descorazonado de los hombres,
y por el más, también el más amargo.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.

2 comentarios:

  1. Hola: He terminado de leer esta entrada y lo primero que me sale es hacer un comentario, sin saber todavía de que voy a hablar en él.
    Lo que pasa es que trasmitís un abatimiento que dan ganas de acompañarte. Estás como haciendo un revisionismo del pasado, de los ideales de la juventud, de una aparente vitalidad perdida. Pero por lo que escribís tu aptitud intelectual está perfecta. y no digo que es lo único que cuenta pero es importante, y eso es la vida también. Arriba ese ánimo y a seguir con el blog. Yo también tengo uno en el que escribo alguna cosita, para mentenerme activo en este tema. Y después algunos cuentos más elavorados que publico aquí y allá.
    Nos vemos.
    Sergio

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  2. Has elegido el mejor poema que he leído en mi vida para describir ese sentimiento de desasociego y abatimiento que contás. Pero creeme que cuanto más te sientas así más héroe serás si sigues adelante. Recuerda que eso que sentís muchas veces te lo impone esta realidad epeluznante que parece rodearnos, pero gracias a Dios, como reza Pinti muchas veces: quedan los artistas.

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