martes, 2 de junio de 2009

Un hombre que sueña cobijado en tu sombra

(Para María de los Ángeles)




Una sola flor de tu jardín,
y tu perfume,
me esperan:
con una multitud de pájaros cantando,
la canción del día,
y todo el universo resucita.

A lo lejos, las arenas del pasado
se retiran,
y en tus pupilas
brilla todavía, un enjambre de olas,
que en su espuma traen
la canción del verano.

Oh! Cómo me gustaría,
que el destino
forzara su rumbo
y se vuelva una palabra que susurre
claramente:
“deseo que estés aquí”.

Te interrogan las flores, y la brisa,
ante la risa del día;
como un intento,
de describir el paraíso
si te quedaras conmigo, al cielo,
se me van volando las palabras.





En mi país emigran las palomas,
¿adónde irán con éste frío?
“Y sigue el sueño,
de estar allí contigo.
Nada hay en mi vida, más puro,
que tu imagen dorada”

El arma invencible de la mente
me desliza contigo;
a ése jardín, tu playa,
tus abejas, y su delicada miel,
donde habré de despertar en la mañana
cobijado en tu sombra.




© 2009 by Eduardo Dante Dall´Ara

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