viernes, 1 de mayo de 2009

Confesión para no ser develada

Mi vida va, tal como yo la quiero.
He sido hecho, con la madera del amor,
nací para amar, y por amor moriré.
Aunque no tenga paz,
aunque viva en llantos, por amar demasiado.

He tratado otras cosas de este mundo;
más mi corazón no sabe,
no comprende nada,
que esté fuera de ti.

Es todo lo que hay en mí.

Estuve más de mil veces en las puertas del infierno;
cuando no estás conmigo,
cuando no me miras,
cuando no sonríes.
¡Dependo en todo de ti!

Si estás, quiero la luz que todos quieren,
blanca luna de todo de todo un espejismo,
que, con besos, me saca del abismo
y me lleva a los placeres que vinieren.

Si no estás mi vida se hace drama,
renace la miseria de este mundo,
irrumpe la deshonra y el destierro,
porque yo ya no soy yo y no es mi casa.

Tal es mi sentimiento, más Dios no quiera,
que lo sepas de éste modo.




© 2009 by Eduardo Dante Dall´Ara

Para Graciela

Es importante aclarar que este poema lo escribí hace unos años, cuando estaba viviendo un gran amor con Graciela, y el sentido del mismo es relativamente verídico, ya que siempre pensé que uno debe amar profundamente a alguien, pero jamás decírselo totalmente porque allí empieza a intervenir sutilmente un relación de “poder” que, por lo general, es destructiva. Gracias a ese concepto formado en mi juventud, es que pude sobrevivir a tantos amores que pasaron por mi vida.

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