Ninguna. Pero nadie ve, a este corazón partido.
A este fingidor herido. Al dolor que, leído, cuesta asimilarlo
en su modo de ser, estético.
Uno lee lo que escribe, piensa,
y cree, desde sus prejuicios:
que la vida es feliz,
siempre feliz, para el poeta.
Pero el va por el camino;
a sabiendas de que tiene que dar, muchas vueltas,
muchas,
para que pocos lo entiendan.
A menudo, enarbola su bandera blanca,
a fuer de defender detalles,
sobre el destino de sus versos.
Y de vez en cuando, el silencio es la sentencia,
de que no tiene sentido.
© 2009 by Eduardo Dante Dall´Ara
San Michele
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por Ernesto Hernández Busto Es domingo, y el vaporetto avanza a un ritmo
plácido, de mecedora familiar y siesta de abuelos, hasta que suelta en el
muelle a...
Hace 6 años
Creo que el silencio es la sentencia del que no nos entiende.
ResponderEliminarun abrazo