domingo, 2 de agosto de 2009

Del tiempo, estrellas y vibraciones

Para Sally Espinoza, Mamen Anzué (Feliz cumpleaños!) y Ada Luz Illidge (Luna Libre Siempre), de quienes sé que la temática les gusta. El poema no es vivencial.






Aquí va el sonido, vibraciones
para una vida entera, y en mi nave,
la nave de los locos,
no se admiten tahúres ni patanes.
Es mi tiempo, éste tiempo,
atravesado,
en un portal inaccesible para todos,
menos para mí,
cuando estoy contigo,
y estamos enlazados por un cordel de oro,
regenerable
ante toda duda, imprevisible.

Miro las estrellas.
Me pregunto si las miro, o son ellas,
quienes me ven, con todos mis secretos.

Cuando hablé del sonido,
también dije silencio.
Protones, neutrones y electrones
danzando para mí,
naciendo desde mí.
Viviendo cada beso como una despedida,
hacia el eterno amor.

Te dije, es mi nave, y es el tiempo,
un tiempo de tormentas:
con agujeros negros;
y un derrotero muy claro de explicar,
no tan claro de entender.
se trata de dar vueltas una eternidad,
toparse con los miedos del mundo,
enfrentarlos,
asumir para siempre, que nuestro cordón de oro
nos hace indestructibles.
Fuera de toda muerte,
dentro de toda vida.

Te corono de rosas con mi mente,
me distingue el amuleto del ojal;
y emprendemos el viaje, otro viaje,
hacia el mismo lugar, con toda la magia a cuestas.
A veces es oscuro, a veces,
acechan mil peligros,
nos empañan los velos de turbios maleficios;
pero siempre,
nos rescata el ángel del amor,
es el cuerpo, nuestros cuerpos,
que inteligentes, vibran
al unísono.

Cuando se avista el destino, es el portal conocido,
se ve que es nuestro hogar,
nuestro querido hogar,
y el cordel de oro,
auto-regenerable,
ante el intento de corte,
por males conocidos,
nos reúne de nuevo,
entre sueños, redivivo.




© 2009 by Eduardo Dante Dall´Ara

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