Llegué lentamente, como quien teme llegar;
vine desde lejos, a encontrar mi cercanía.
Mi noche, es la tregua, en donde entiendo el día.
Hablo con las sombras de un lugar, desconocido:
hablo de mi patria, la pampa, los sauzales,
y de aquellos amores que merecen la mañana.
En esta arqueología de rastros de mi vida,
la ciudad es ávida, y lucha con el campo,
se pierde en un tropel de otras sombras, queridas,
encuentra otros valores, se hace hiel la penuria,
no admite que mi tiempo, este tiempo querido,
se me vuele en instantes, por siempre inmensurables.
© 2009 by Eduardo Dante Dall´Ara
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