El lobo ataca con el diente y el toro ataca con el cuerpo
En la casa del tiempo,
cristal adormecido
El viento, llama al diente
conjurado el camino
del instante.
Es osado el camino, y
el hombre, se defiende.
Su cuerpo se desangra,
al cabo de los años,
un instante.
En el hay mucha historia:
Amores, desamores;
mañanas, y finales,
auroras, desarraigos,
son instantes.
Intimaron conmigo,
en el agua y la tierra;
en la luz y en las sombras,
en la angustia y la dicha,
los instantes.
Hoy, soy un caminante
del dolor y la vida;
y muestro sólo un arma
que será mi destino:
la palabra.
© 2009 by Eduardo Dante Dall´Ara
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