Poema para Cecilia Soulé, quien me sugirió el tema.
Nada, nada, nada sobre la arena en la playa.
Y nada es nadie, al galope de un caballo brioso.
Y nadie, va hacia la nada.
Por nada, y para nada.
Jinete del espacio, entre el sol y la luna.
El corazón que galopa,
sin que se borren las huellas.
Pero calla, reprime, se asfixia entre la nada.
Y su esencia sigue siendo también, entre todo, nada, nada más.
No siente, no piensa, no le duele.
Corazón insensible, para nada.
Nada.
Rechaza la creencia, del mítico final.
Y al principio.
Ignora la chispa del comienzo. También.
Pero una luz que brilla, escondida, en la playa;
se disfraza, y pide, permiso para hablar,
con toda libertad.
Es huella sobre huella.
No es luz lejana,
nace en la sombra de un ser desarraigado,
en el cénit mas cruel de la noche briosa,
llorándose toda, en los ojos cercanos, ardientes,
de la anunciación de otra luz, dichosa,
porque no hay que vivir tan solo en esta vida,
con la angustia de ser portador
de nada.
© 2009 by Eduardo Dante Dall´Ara
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