martes, 9 de febrero de 2010

Terciopelo azul, raso negro, piel canela

Y ese instante.
Y esas manos, haciendo garabatos sobre el raso.
Nunca se sabe, si se trata del comienzo, o el final.
Y se deja el paraíso abandonado, a merced de manos anhelantes,
en el mixto declinar de las sombras, hacia el alba.
Pido al Todo, aquel que no se puede contar, por tanto no se entiende,
ni se explica,
la dimensión de este estado,
este espacio,
y este tiempo.

El momento se me hace interminable,
tan bello, tan distante,
que la luz que surge en mi
se me hace como un sudario, en un soplo de luna

Hay revelaciones.
Tempestades.
¡Pero cuánta dulzura hay en ti!
¿Cuántos cuencos comienzan a vibrar en esta noche azul,
Cuándo es sonido? ¿Y cuánto de ello está inundado de silencio?
Nada más.
¡Eternidad hay en ti, ése contraste entre negros, azules y canelas!
Salpica lo que dices ésta noche
y los días que tu cuentas no son días, los meses no son meses,
los años no son años; un instante nada mas.
El tiempo, es ausencia, o tal vez, todo presencia,
irreversible, como noria, un mensaje
final: “¡como yo te amo no amarás nunca,
ni serás amado!”
Algo insalubre dice el cuenco.
Nada es más rotundo, ni más evidente,
que la ausencia.





© 2010 by Eduardo Dante Dall´Ara

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