jueves, 17 de septiembre de 2009

La levedad de lo que se posee

A Francisco Jesús Muñoz Soler, en respuesta a su maravillosa obra poética La Isla Infinita (de la que me he nutrido con ideas); y Mariano Schialpi, correspondiendo al honor que tengo por su amistad.




¿Que puede ser más duro que el concepto,
de la posesión?
¿Cómo, se han de ordenar los sentimientos,
los paisajes, los sonidos, los placeres,
los amores?

Si uno debe reposar como un estanque apaciguado
por la luz de la luna,
“en medio de la fronda, vivir su levedad”,
su eterno instante,
en el medio de otras voces y miradas,
cuchicheos, que duelen,
a lo lejos.

El estanque, la luna y la brisa,
cantan con las flores,
la canción que les dejara
un enorme sol, celebrando su destino,
en el ojo del azur, empalado en esos ojos,
tan claros,
como la luz del día.

Es verdad, amigo, que vivimos con lo puesto,
en el cuerpo y en el alma.
Se interroga,
se plantea todos los problemas,
sin cuidarse de la furia del proceso,
atesora las cosas,
para el tímido arcón del infortunio.

Porque si.
Ni los datos, ni los nombres,
ningún bien, ningún afecto, tenido por sagrada posesión;
ni siquiera el destino; ninguna fuente
de cómplices sonrisas,
ha de ser la alegría de vivir,
para quedar por ti cuando tú caigas.

No tiene objeto.
Sólo pregunta,
¿Cuántas vidas viviste cada día?
¿Cuántas lunas?
¿De qué ojos, y de cuántos, te han mirado?
¿Qué dineros invertiste, en qué afectos?
¿Has pagado por todos?
¿por ninguno?
¿Y qué cuentas
te quedaron pendientes?
A saldar en pleno con tu vida.

Es muy triste pensar,
que habiendo tanto por hacer,
uno pase sin saber,
todo su tiempo,
que es lo que pudo hacer, y no lo hizo.




© 2009 by Eduardo Dante Dall´Ara

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