Elogio del primer amanecer de ésta primavera
No es furtiva el alba
de ésta primavera,
ni indescifrable el signo de los días;
es tuyo el mensaje
y lo admites
como una eternidad que vives día a día,
segundo a segundo,
con la prisa de tus manos el temblor de tu boca y de tu vientre.
Eres tú,
y eres la dueña de todas tus sonrisas,
que inundan insidiosas todos mis presentes.
¡Hay un festín de un tiempo sin historia!
Ya que el hoy es presente y el mañana también.
Casi como que ni siquiera habrá que hablarse,
sino sostenerse sobre la luz distante de la luna,
postergando todo cese de los sueños y la vida.
Ha de vibrar el nombre de tu hombre
y arrebatadas estrellas, que fugaces,
serán para tu ver el nombre de mujer.
Es grato el amor
y vano el sexo,
porque no ha de importar de quien se trate,
uno es uno y vive ése momento como el tiempo de uno
y también el presente atemporal
del otro.
Curioso es que las sombras se presienten,
como un anticipo del alba
en que los sueños
no tienen origen,
ni propósito,
ni medida.
© 2009 by Eduardo Dante Dall´Ara
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