busco entre todas las cosas de cuando tú no estabas
en ésta misma tarde de septiembre
un nombre
y el nombre de tu sombra me responde siempre
se vieron sin premura
las mismas cosas que después estuvieron
cuando llegaste tú
como un caleidoscopio de la magia
primavera
y el sol que apenas habla nos bendijo
nos bendijo tal vez con mal presagio
en aquella madrugada de la incertidumbre
horizonte de aventura
de misterio
y tierno encanto de melancolía
después vinieron años
las mismas cosas se personalizaron
pero no con los dos
no de ti y de mí
sino de ti nada más
y hubo una suerte de entrega al pasar de mucha agua
bajo todos los puentes del romanticismo
acuerdos desacuerdos en una loca espiral que arroja para afuera
todo lo dicho y lo sentido
y hoy
vuelcas el café sobre la mesa
tiemblas
y con las cenizas de aquel cigarrillo de la despedida
tratas de explicar lo que es inexplicable
me mientes y te mientes
y aquellas cosas que fueron nuestro abrigo
hoy son hondas heridas que sangran
a los pies de aquel amor que alguna vez fuera toda una fiesta
hoy solo es escarmiento de lo que he perdido
entonces echo una mirada
en este ámbito de cosas del pasado
me tomo la cabeza entre las manos
y no me queda espera más ancha y más profunda
que llorar
pero llorarlo todo
lentamente
y que no queden secuelas
au revoir
hasta la próxima vez
© 2009 by Eduardo Dante Dall´Ara
El poema no es vivencial, sino inspirado en un acontecimiento contado por un amigo, cuya identidad me reservo.
De todos modos quiero dedicarlo a una gran amiga: Sally Espinoza y a Margarita Weiss, recién llegada a mi círculo de amigas, por quien tengo una profunda admiración.
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