Siempre pensé acerca de la fragilidad de la vida. La multiplicidad de factores que intervienen y determinan la vida de las personas, tanto como para considerar de hecho que es un milagro constante. No desde lo filosófico, religioso, sino simplemente desde un razonamiento común, vulgar si se quiere.
Es más, en mis viejas experiencias como camionero de largas distancias, lo he comparado con la cantidad de piezas que tienen que funcionar sincronizadamente y resistir en armonía para que el camión se mueva y llegue a destino. Cada hierro, tornillo; pieza rígida, flexible, fija, flotante, interna, externa; debe coexistir y coordinar con un todo que un hombre lo maneja a su voluntad en un sencillo acto de ir y venir hacia donde quiere. Si alguno falla se arma la rosca y el cometido no se cumple.
En este caso es lo mismo. A ver, analicemos de otra manera. ¿Cuántos millones de espermatozoides inician la carrera hacia el óvulo? ¿Y cuántos son los que llegan? Uno. (o varios en el caso de las gestaciones múltiples) ¿No es ya un milagro? ¿Porqué es uno el elegido? ¿Y cuántos embarazos se interrumpen voluntariamente o por cuestiones biológicas? ¿Cuántos niños mueren en el parto? ¿Cuántos durante los primeros meses de vida, o al año, o antes de cumplir 5? Por enfermedades, accidentes o simplemente por muerte súbita. Y así sucesivamente, cada instante de la vida se vá configurando como la presencia mágica del milagro. ¿Cuántas veces ponemos en riesgo la vida? ¿Cuántos de los vicios sociales (por asi decirlo) como el cigarrillo, el alcohol, la obesidad, adquirimos voluntariamente y no nos damos cuenta la magnitud del riesgo que corremos? ¿O cuantas veces, por una pena de amor o el desarraigo de un ser querido, hemos pensado en quitarnos la vida? Y no hablo del samurai que lo hacía por honor. Por tonteras! ¿Cuántos crímenes hay en las calles? ¿Cuántos accidentes de tránsito? Uno camina por una vereda de cualquier ciudad del mundo y éso ya es un riesgo. ¿Que pasa si a un obrero se le escapa un martillo en lo alto y viene a dar justo en nuestra cabeza? Cada cruce entre personas es un riesgo. ¿ Quien nos asegura si el que viene no es un asesino? Cada cruce en la ruta es un riesgo. ¿Quien nos dice que el que viene de frente está sobrio. o ebrio, o enfermo; o a su auto le falla la dirección o los frenos? En fín, lo digo como para tomar conciencia de la magnitud del milagro. Si eres místico, de tu fé, si no lo eres, de tu pragmatismo, pero nunca dejará de ser un milagro.
Un milagro en toda su magnificencia.
Por éso, disfrutemos la vida de a sorbitos. Todo a corto plazo. Hoy es la consigna!
San Michele
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