martes, 27 de abril de 2010

Aprender a morir

“nec-otium”




¡De que callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera la primavera!
¡Yo, muriendo! … (Frag. Nicolás Guillén)



Un instante es nacer, y heme en el vivir,
los fragmentos finales de este cuento.
La consigna es aprender, a no quedar de rodillas, a la enfermedad
y a la muerte;
otra forma de ir diciendo adiós, en cuentagotas,
a todo lo que amé:
“al misterio, de quien estuvo, recostada en mi lecho,
y a cada gesto; todo lo que en su tiempo,
fue corriente asombrosa, de aquello, que fue vivo”.
¡oh, Dios mío!
“Lascia ch´io pianga
mia cruda sorte,
y che sospiri
la libertà;
e che sospiri...
e che sospiri...
la libertà.”¹
Al suelo que pisé, irreversible.
Al sueño que viví, insoslayable.
El ala de los pájaros que golpean en su vuelo.
Al remo hundiéndose en el agua presurosa.
Y es un drama el instante, espejismo,
¡oh, destino!

Presuroso es el sueño, de quien adoró sus raíces,
y desea una vez mas, admirar las flores,
solo un rayo de luna, y el rocío.



© 2010 by Eduardo Dante Dall´Ara

lunes, 19 de abril de 2010

Una noche más, en la eternidad

Vivir de las palabras,
vivir en las palabras.
¡Que Ilusión!
Se duerme, también, en las palabras;
mas dormir no es vivir,
en la noche inmensurable de la vida:
si en verdad todo termina (¡cuando despertamos!)
y No consta para siempre, a pesar de los sueños.

En este estigma de carne del ocaso,
asoman la primeras preguntas:
¿sirve?
¿servirá?
Para alguien digo.
¿hay algún sentido real o verdadero, en el devenir del poeta?
¿o solo es una luz, una resolana,
que ilumina pequeños momentos, de esta oscuridad que no cesa?
Una verdad durable no es eterna, es efímera,
todo es devorado por el tiempo, (¡tanto amor, tanto agobio!)
y la dimensión de los hechos nunca importa, ni el impacto,
por mas fuego y frutos,
y esos rastros,
que hubiese a contemplar.




© 2010 by Eduardo Dante Dall´Ara

martes, 13 de abril de 2010

Aquellos ojos dulces

Para Agatha Seixas



No se puede parar el tiempo, es verdad; más,
si pudiera comprender, la exacta dimensión de tu mirada,
sería delicado.
Despacísimo, como el acceso, a la puerta de los sueños.
Sin fronteras, ni atavismos, todo, todo lo pudiese mi claro entendimiento.
Porque la mirada;
si es profunda, lee el pensamiento, y hasta la soledad de las almas. Presentemente.
Con ternura invisible, encerrada en la textura de todos los colores.
Los ojos se sienten, acarician, como hojas al rocío.
Comprenden lo que amas,
lo que temes,
lo que añoras, lo que ansías,
sin distancias.
Solo es sentirse,
un poco en otro lado, como en un camino, al pié de lo irreal,
y que resiste a todas las palabras, todos los mensajes: te encarcela
en un dulce espacio carnal, mientras abres los ojos
y los cierras, con un gesto de inasibles estigmas,
sentencioso en su ser. Solo esencia.
Nada mas que sentir, todo lo que vive.



© 2010 by Eduardo Dante Dall´Ara