El día cambia de color con una palabra.
Una mirada da luz en la oscuridad.
La mano dibuja el contorno de un rostro.
La música calma la tristeza del corazón.
Y un ángel aparece en el instante justo
en el que el sol asoma por mi ventana.
Erica Rosana Dall´Ara
Si el mar, un día, oculto en un mensaje,
se durmiera en un pleno de mutuos sentimientos,
por tu razón de luz, irás a las estrellas,
y allí, tendida en el espacio,
a merced del insinuado tiempo,
verás hasta siempre.
Allí, la carrera de las nubes,
aceptará lo inmóvil, y,
el gesto de reconocer un rostro
con el tacto.
El mundo es imposible, si tienes un acopio de sueños en el aire,
al juego de esperar solo un tris de los dedos.
El silencio, y la incertidumbre.
no dan para más,
y el corazón, es una sensación de estaciones de la vida.
A la grandeza de las palabras nobles,
le quedan la ternura de las mejillas rojas,
(la sal de la mujer de Lot)
como el amor que vuelve a retozar en tus ojos.
Ensilla la luna,
hay que montar la vida, y defender las estrellas,
es inútil la argucia del tiempo y la esperanza.
No es cosa de temerle al misterio,
y a la soledad.
La noche está cerrada,
y se va hasta el día en que se ve hasta siempre.
© 2009 by Eduardo Dante Dall´Ara
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