Según los Aldos, cualquiera de ellos,
puede uno partir desde las mañanas,
las miradas, los descensos en los cuerpos,
los escalofríos, iluminaciones de algunos momentos;
las veces que hemos hecho cumbre en la pasión,
los desencantos, las caídas,
todo es cuestión de aclarar los sublimes misterios,
las miserias.
Simplemente son cuentas, como en un rosario,
aquí se suma, aquí se resta,
aquí la inmensa confusión lleva hacia la bruma.
Loa dedos vagan solos,
se calcula lo incierto, lo inefable,
y también lo pleno, lo presente.
Es cosa de que el vértigo, no lleve hasta el castigo
de considerar el espanto,
como una distancia implacable:
pero el río, inmenso río,
de cauce agradable,
(la memoria),
no velará el rostro de quien hemos amado,
intensamente.
© 2010 by Eduardo Dante Dall´Ara
Para Aldo Umazano y Aldo Pellegrini, caros maestros (siempre presentes) en mi poesía.
San Michele
-
por Ernesto Hernández Busto Es domingo, y el vaporetto avanza a un ritmo
plácido, de mecedora familiar y siesta de abuelos, hasta que suelta en el
muelle a...
Hace 6 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario