Aráñenme los gatos!
Ábranse las puertas!
Que los balcones llamen!
El puente me divise!
Arrástrenme los ríos!
Hay foso para hundirme
adónde ahora voy!
Ave romanos, amo;
en cómplice con la muerte!
El nazareno
Ya verás , hace tanto que te espero,
el camino se me hace atribulado;
y no teme el que espera tan cansado
porque vé más allá de este sendero.
A pesar del dolor, estoy entero,
ya que sangra el dolor por tu costado.
Y si sé que mi historia es el pasado
también sé que me miras con esmero.
No soy yo quien te ruega y te desdeña.
No soy yo quien te dió tanto disgusto.
Atalaya olvidé tu santo y seña.
Tu voz esencia viva nos enseña,
tu palabra es la espada de los justos,
y de éste árbol caído no es la leña.
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