lunes, 4 de octubre de 2010

Estaré lejano

Pero lo mío no debe ser
una simple batalla con lo imposible
un seguro no tan seguro en pos de un horizonte
lleno de dudas y de esperas
un abandono y las heridas que no dejarán de sangrar
nunca
pero mi morada allí estará
adonde no me veas
en la huella de tu tacto
en la sombra de las sombras
o sea toda
y ojalá pueda permanecer
repartido en las miradas
que te ven
y que no son tan visibles para vos
es que el aliento es así
no se percibe
entonces te dejaré sana y salva en las entrañas de los sueños.

© 2010 Eduardo Dante Dall´Ara

viernes, 1 de octubre de 2010

elogio al nabo

Son de la familia de las crucíferas de la variedad Napus, y necesitan de un clima frío y templado para su crecimiento. En un sentido. En el otro, epíteto que prefiero para denigrar a un periodista que no merece mayor consideración, aunque por lo general, de todo el mundo se aprende algo, pero de este caso, es difícil encontrarlo.

Me refiero a Eduardo Feinmann, considerado en algunos lares como un periodista confrontativo y directo, acostumbrado a realizar declaraciones subidas de tono. Por ejemplo: "Arslanian vive en un paquete de yerba o en un tupper" " Ojo, Arslanian, que le están pasando cosas,y, o no lo sabe, o no está haciendo nada, que es peor." "Que Dios me perdone, pero uno menos..." (en referencia a un delincuente muerto por la policía) ..."¿Vos sos conciente que lo que estás haciendo es un delito?...

Vos tendrías que estar estudiando, nene (...) En un piquete de los estudiantes a favor de los obreros de Kraft Foods (ex Terrabusi)

Y siguiendo con este escueto análisis de tamaña especie de nabo, si uno le busca, encuentra.

Es un comunicador social, pero nunca como en este caso, se transforma en un "comunicagador social", como diría Portal, o más aún, haciendo una antigua referencia de la misma fuente, un perfecto "boludo profesional". Fuistes por fuiste y unos cuantos mas deslices lingüísticos en su estilo. Entonces, a mi entender, elijo al otro nabo, al verdadero, al que por lo menos te alimenta o si lo prefieres, aunque sea para rascarte.