viernes, 26 de febrero de 2010

Hay momentos en que los ojos son de luz.

Solo se abren, a las mañanas,
no a las sombras de los ocasos.
Y toman miles de formas, solo visibles en si mismas.
¡que para uno, son eternas!
¡Se abren a la vida!
¡No a la sombras!
¡Si a los cuerpos, ávidos de misterio!

Se abre la puerta.

Si, esto es de verdad.
No de mentira.
Un hueco entre las manos, y en el cuenco, se va formando la sed;
entonces uno bebe,
y la oscuridad es idea, con la que
se da fe de lo que existe.
No se destruye no, no se destruye
nada, nada, todo se construye.

Los abrazos, las caricias, las palabras, las sonrisas, las miradas.
Y va pasando un tiempo,
lineal, nada más.
No imaginamos que es el origen de todos los orígenes;
del principio,
la llave del final.
Así se muestra aquella puerta, más allá, lejano el lapso.
Se cae la realidad, de lo real,
en las narices, se hace difícil verla,
¡como siempre, no se ve, lo que al alcance está!
Y si alguien me viera,
en este temblor que deshace,
cuando es un pasatiempo anonadado,
infame por momentos,
de caminar por la cuerda de los sueños,
con una sencilla magnitud del tiempo;
no sería mas que un camino hacia el silencio.

Un punto, nada más, una bisagra,
que es indicio,
de este nuevo comienzo,
añorado.


© 2010 by Eduardo Dante Dall´Ara

domingo, 14 de febrero de 2010

Cinemascope and technicolor

(Qué va, todo pa mi)


¿Qué es esto?
¿Una cuarta disminuida, o una quinta aumentada?
¿Es lo mismo, sabes?
Lo concreto es que el ángel,
de la mañana.
El cameo que hay en mí, entre esas fotos.
Sonriente,
casi inanimado. Fue, alguna vez, y también, feliz.
¿Y eso?
Casi se alcanza el punto, de sentir el aroma,
en esa imagen de ti, a mi lado, con camelias blancas.
¿Lo recuerdas?
Y hoy, a millones de años sombra, se me hace como inútil,
medio inexistente, en esta commedia, que ahora más que nunca,
é finita,
filmada en cinemascope y technicolor,
a la distancia, solo visible entre cintas amarillas.
Aquí,
hemos sido actores,
de una versión, en juego, de una historia,
en donde el sudario es tomado como mierda,
es así.
Cada día fue pasado sin hablar, solo aferrados
a una promesa virtual,
una utopía que le dicen,
en que la acción, “se come a cualquiera”.
Y se te dio por hacer de Lisístrata,
sin la paz como fin,
sino la guerra en la que me “engulleron”
y en donde el más fino destino:
fue el engaño. Sin ambages, ni anestesia.
Fuimos los primeros actores, de aquello que comenzó comedia,
y terminó tragedia, mas sólo por el bien del equilibrio,
o los frenos, de un instinto primordial,
la supervivencia.
Esperaré.
El último atardecer, ya no ficción,
ni más memoria,
nada más que un final, muy anunciado.


© 2010 by Eduardo Dante Dall´Ara




CAMEO, forma abreviada del inglés de Chem Act Mtrls Eject Orb, fue un satélite artificial de la NASA lanzado el 24 de octubre de 1978 desde la base aérea de Vandenberg mediante un cohete Delta.
( aquí Figurativamente, en sentido estético)
Un cameo es la aparición de una persona o un material conocido en una película, en una serie de televisión o en cualquier medio, sin que se refleje en los créditos de la misma, ni se cobre por ello. Normalmente son apariciones cortas y sin importancia para la trama.

viernes, 12 de febrero de 2010

Imagino si esto,

que tal vez, son las ganas de pararlo todo,
“al modo de Isidoro”, no será una forma mas de dar vueltas,
sin sentido: o cargarse la noche sobre el alma.
Borrarse las ganas de acometer el nuevo día,
renunciar, decir que no va más,
asumir que este papel de esclavo,
que me queda bien en la mañana, y me sirve de puntillas, instante por instante,
no se hizo para hombres como yo.
“La oquedad del silencio”, es parte del asunto que también,
juega su papel en mis palabras.
Allí duerme la muerte, en su regazo,
marcada en el plata de la luna,
y se establece todo, en su brillo,
antes de la aurora que ha de ser un final y nada mas.
Un continuar.
“Yo que se de la vida, del arma invencible de la mente”
Eso dije en una noche, mirándome en el fondo de tus ojos claros,
adonde me precié de verme bello también,
con mi pata de palo y este garfio que me da que decir en esta historia.
En este acto fugaz, allí te rescato, porque viví mil vidas,
en cada instante triste o placentero.
He derrochado parte de la vida, amando.
Y hoy soy quien no tiene nada en patrimonio,
nada, pero nada en absoluto,
que declarar.
Nada mas que el tiempo “perdido”
azarosa, y soberbiamente.





© 2010 by Eduardo Dante Dall´Ara


Y que es la vida, amigos, sino una hermosa manera de perder el tiempo.



A Pablo Concetti

martes, 9 de febrero de 2010

Terciopelo azul, raso negro, piel canela

Y ese instante.
Y esas manos, haciendo garabatos sobre el raso.
Nunca se sabe, si se trata del comienzo, o el final.
Y se deja el paraíso abandonado, a merced de manos anhelantes,
en el mixto declinar de las sombras, hacia el alba.
Pido al Todo, aquel que no se puede contar, por tanto no se entiende,
ni se explica,
la dimensión de este estado,
este espacio,
y este tiempo.

El momento se me hace interminable,
tan bello, tan distante,
que la luz que surge en mi
se me hace como un sudario, en un soplo de luna

Hay revelaciones.
Tempestades.
¡Pero cuánta dulzura hay en ti!
¿Cuántos cuencos comienzan a vibrar en esta noche azul,
Cuándo es sonido? ¿Y cuánto de ello está inundado de silencio?
Nada más.
¡Eternidad hay en ti, ése contraste entre negros, azules y canelas!
Salpica lo que dices ésta noche
y los días que tu cuentas no son días, los meses no son meses,
los años no son años; un instante nada mas.
El tiempo, es ausencia, o tal vez, todo presencia,
irreversible, como noria, un mensaje
final: “¡como yo te amo no amarás nunca,
ni serás amado!”
Algo insalubre dice el cuenco.
Nada es más rotundo, ni más evidente,
que la ausencia.





© 2010 by Eduardo Dante Dall´Ara

sábado, 6 de febrero de 2010

Es una lucha (tu leiv motiv)

Solo a título de cariño y respeto (ya que el poema está inspirado en otra persona), dedico este poema a Vivian Ulloa Eschmann, amiga del alma.





En tu cuerpo,
suspendido en blanco y negro,
y en el umbral de la noche,
un horizonte de arena, albahaca, y luna blanca,
en los tibios estratos de las sensaciones.
Vibraciones leves en el plano de la música.
(algo así como el silencio, presente)
Modifica el cisma del momento,
siempre previo a las grandes tormentas,
como es la cantarina suavidad del raso
en la plenitud de la piel,
hasta el amanecer,
tan generosa y bella;
de modo que es terror
la espera,
eternidad, hacia la aurora,
que a mi se me hace ocaso,
o muerte.




© 2010 by Eduardo Dante Dall´Ara

martes, 2 de febrero de 2010

Descripción del estado de ánimo (2 momentos)

Uno puede encontrar diversas formas de morir,
y puede lograr el objetivo, con todo éxito, en un instante.
De cualquiera de las maneras posibles.
Pero el espíritu siembra,
como evidencias testimoniales, pequeños golpes de lo que uno ha sido,
que dejará sus huellas (semillas de la realidad), cuando encuentre
lugar y momento para la consecuencia.
Consciente o inconsciente, desapegado el andar,
en gesto y movimiento.

Una fatiga tan simple, como que viene desde toda la vida
en expresión.
No hay excusa. Es obra desmedida del agobio,
que busca solo un camino para ser feliz,
y lo vive, anticipado,
incluso con la fragilidad latente del mundo y de la vida.
Y es ese el momento, la ocasión de terminarlo todo.
Es así.

Pero solo son vibraciones, y la sensación de que el universo se detiene.
La verdad nadie la lleva. Y nada lleva a la puerta de salida,
nadie la enseña,
todo es especulación, nada es real, nada convence;
la entrada está prohibida, el horizonte no tiene espacio en el alma.
Un punto. Solo un punto. Adonde no arden las preguntas,
Ni relucen las respuestas.
Nada hay de ese fuego.
No queda otra cosa que masticarse el amor y el odio,
todo junto,
y hacerse todas las preguntas,
antes de regurgitarlos, lentamente, no va más,
a otra cosa,
que sirvan para otro.

Es lo fácil.
Aquello que es obvio, por lo que es tan difícil de entender.
Tan evidente,
su contradicción.

Conciencia del afecto,
y también del sufrimiento,
“El rostro obtuso de los techos”,
y yo, no me hago cargo,
no quiero nada de esa lucha,
la vida se queda así, vacía, no hay con que llenarla:

ni siquiera con el rostro de la mujer soñada,
el corazón que vive en los arbustos y las flores silvestres.
Esa piel de azahares,
y ese aroma tan fresco como la luz de la luna,
ay! Que me habrá sucedido.
Hubo un tiempo en que fui puro,
y bello también entre esos brazos de hierba.
Todo puede más que la esperanza, que,
aunque ilusión, fue realidad también.
¿Hay lugar en el umbral de esta noche para tanta plegaria?
Estimo que si, doy fe de ello.

El tiempo me seduce, me pasa por encima.
Este tiempo disgregado en diminutas puertas en las sombras,
yace en el mismo tiempo que intentó ahogarme,
y pretendió convertirme en pasado de nada.

Pero heme aquí, estoy aquí, en lo difícil,
la aventura,
muy firme en el proceso de cambiar de idea:
allí, adonde ahora,
todas mis penas, eran mis penas.
Empecé a verme alegre, a través de tus ojos;
en aquel ramo de rosas al que le falta una,
que es para mi, sin duda.
Aquel poema sin fin al que le falta un verso,
y que, lo pondrás tu cuando ya me haya ido,
pero nunca antes de hacer lo que haya para hacer,
jamás antes de decir todo lo que tenga que decir,
y convencer al mundo redivivo,
que en brazos de este amor,
nada está perdido.




© 2010 by Eduardo Dante Dall´Ara