martes, 3 de noviembre de 2009

Otra ignorancia, y otra vanidad

Tanto tiempo, en tan poco espacio,
Es, un torrente de soles y figuras
con anteojos enormes,
flores, y abanicos, que se cuelgan,
en el claro zaguán de los recuerdos,
“para la ocasión”.
Ceñido, en mi historia, tan particular,
y tan lejos de mí:
como cada uno de aquellos caros amores, viejos,
como si fueran billetes de los grandes,
que a su manera, acuden,
sin advertir que son parte, sólo eso, de una aproximación…
a la verdad.
Al principio frugal de los principios:
Allí donde todo se venera y se transgrede,
sacraliza, menosprecia,
tal punto en donde sólo se ve la exacta dimensión
de todos los instantes que he vivido.
Es un deja vú,
todo es parte de mí,
y nada es mío.
Y aquí yo acordaré con mi última ilusión,
en donde el cielo, cielo, no es azul, es verde,
y tiene pequeñitos tintes de violeta,
y yo ya no soy yo sino todos mis seres,
mirando lo que hice y lo que dejé de hacer.
Si esto es todo de mí, ¿qué será de mis astros?,
en un charco de luna arrodillada,
si se me va despacio, desde adentro,
todo el silencio que estuvo reprimido,
en los gritos finales del destino.
Y esto, no es historia, es acción y vida,
vivida de a sorbitos, noche y día.




© 2009 by Eduardo Dante Dall´Ara

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